En años anteriores no habría echado en falta escribir nada en este día, no por falta de sentimiento sino por falta de tiempo, aprovechando para recuperar trabajo atrasado o hacerlo de manera más relajada. Pero los últimos acontecimientos y toda la acumulación hasta estas fechas han hecho que muchas personas, que otras veces no veían necesario hacerlo, disfruten de otra forma en nuestro día, entre las que me incluyo.
Los políticos de todas las autonomías que se encuentra en Madrid habitualmente ejercen en los organismos provinciales, hoy y mientras dure su mandato, se encuentran en nuestra representación. Lo que parece más difícil comprender por alguna clase de politicuchos venidos a menos, es que una vez elegidos en minoría, mayoría o unión de uniones de todos contra uno, no solo representan a los que les han votado sino a todo el conjunto de ciudadanos de la provincia, región, ciudad o pueblo en los que gobiernan; buscar el bien común y no solo de sus votantes acérrimos es una difícil tarea según en qué partidos.
«Una idea, un proyecto, una ley… no es malo o bueno dependiendo de quien la proponga, si no de su contenido, independientemente de a quien haya votado»
Parece increíble las ganas de algunos personajes públicos en llegar a un sillón, un puesto relevante en un país del que no quieren pronunciar su nombre, ni mucho menos asistir a su festividad.
Defienden ideas utópicas, no creen en banderas de ningún tipo, el hombre es un espíritu libre con sus derechos universales intactos desde las cavernas; todo suena muy bonito pronunciado por un encantador de serpientes. La realidad es que la agrupación de seres humanos lleva al establecimiento de unas reglas para favorecer la convivencia, mejores o peores, se trata de luchar por la primera con el mayor consenso, con una idea básica que parecen olvidar: tu libertad acabada donde empieza la mía.
Las fuerzas de seguridad, militares, policías son totalmente prescindibles… no tiene sentido acudir a un desfile de este tipo… en el país de la piruleta en el que creen vivir, no existen los malos, han sido todos eliminados por no pensar como ellos tal vez. Otra historia sería si los que okupan edificios públicos lo hicieran en el salón de su casa, o los rusos aparcaran sus bombarderos en el jardín trasero de su pueblo, por poner dos ejemplos extremos pero reales al mismo tiempo.
Tal vez, por esto mismo los Eurofighter que han desfilado tuvieron que acompañar amablemente los dos aviones rusos que, casualmente, se habían perdido por media Europa sin plan de vuelo.
La contestación habitual a todas estas premisas, por parte de una persona educada en el odio a su propio país y cultura, es utilizar el mismo vocablo: facha. Los mismos que utilizan la degeneración lingüística del termino italiano Fascio como insulto, enarbolan una bandera con un águila negra como supuesta representación de la extrema izquierda, ETA incluida; la misma manipulación histórica que de tanto repetirla acaban creyéndosela sus adeptos, dejando al símbolo de los reyes Navarros desde Sancho VII El Fuerte (1194-1234), anterior a nuestras cadenas, en la manipulación intencionada.
El nacionalismo se basa en intentar introducir mentiras manipulando a su favor todo lo que sea necesario para su fin, lo próximo… dejarnos sin escudo con cadenas… veremos.
La historia real con documentos, fechas y datos les da sarpullidos, más todavía cuando ya Sancho III El Grande (990-1035) Rey de Navarra ya era precursor, de lo que él mismo llamaba Rex Hispanorum Regmun y Rex Ibericus “rey de los reyes de los hispanos” (o de los Españoles).
Sin miedo, sin complejos, con respeto: Navarros y Españoles, por supuesto, feliz día!