En los entornos cada vez más virtualizados y/o híbridos es habitual encontrarse en situaciones de trabajo remoto, bien mediante conexión de escritorio RPD, infraestructuras VDI, RemoteApp, Citrix… pero en todas ellas aunque con terminología diferente debemos dejar claro la diferencia entre mantener una conexión o cerrar sesión.
Pongamos el ejemplo más sencillo de conexión por escritorio remoto en el que un usuario utiliza el cliente RDP para conectarse a una dirección determinada, conociendo la IP, con nombre de dominio, por pasarelas, VPN… las opciones son diversas pero el destino final es la experiencia de un escritorio en un equipo lejano.
En este caso pulsar sobre la «X» del cliente de conexión RDP, o cualquier otro protocolo, realiza una interrupción de la conexión RDP, ICA… o el protocolo que estemos utilizando, es decir, como si desconectaramos nuestro Wifi o router. Llegados a este punto lo que suceda en el equipo receptor del otro extremo va a depender de la configuración, en la mayoría de los casos los recursos siguen asignados a la sesión de nuestro usuario esperando una reconexión.
Dependiendo de la política aplicada por nuestro administrador, puede cerrarse la sesión de manera automática si se detecta cierto tiempo de inactividad o mantenerse horas sin cambios.
Si trabajamos en nuestra oficina, tiene sentido desconectar si en un breve tiempo vamos a continuar con nuestro trabajo desde casa, por ejemplo, pero de manera general la política a seguir debería ser, si no lo usas déjalo libre. Así como procuramos apagar las luces antes de irnos a dormir, podemos liberar los recursos que no estemos utilizando.