Llegar a una gran ciudad y ver limitadas las opciones de movilidad, cualquier usuario con la necesidad de transporte se verá obligado a buscar otras alternativas, incluso descubrirá y añadirá en sus posibilidades futuras alguna que antes no habría tenido en cuenta.
El conflicto del Taxi contra las licencias VTC podría parecer que nos pilla de sorpresa, pero nada más allá de la verdad. Uno de los rasgos, e incomodidad, de ser humano: tropezar con la misma piedra.
Debemos situarnos en otra época, realmente no muy distante, para analizar otros adelantos tecnológicos que supusieron cambios; no solo en la forma de trabajar, sino tambien en la de vivir, relacionarnos, consumir…
Entrar en detalle en cada una de estas evoluciones es todo un desafío, pero no el objetivo de hoy.
En el siglo XVIII aparecieron los telares mecánicos, evolucionarían hasta llegar a ser automáticos… Por el camino, una tendencia en Inglaterra, denominada Ludismo, se esforzaba en destruir las nuevas máquinas que quitaban empleos, un ejemplo en España de este movimiento lo tendríamos con los Sucesos de Alcoy de 1821 y posteriormente con la huelga de 1855.
En 1831 Cyrus McCormick presentaba el primer modelo de cosechadora mecánica tirada por caballos, a la que seguirían empacadoras, trilladoras, sembradoras… todos estos avances se dieron a nivel mundial, con una más difícil globalización de la que vivimos hoy en día.
En los inicios del siglo XX, 1908, la producción en cadena, iniciada por Oldsmobile pero más reconocida por la evolución de Henry Ford, supuso la utilización masiva de automóviles de combustión interna en detrimento de tracción animal.
En 2006 las discográficas luchaban contra la distribución de música online, mientras poco años antes Blockbuster luchaba por sobrevivir en el negocio del alquiler de películas contra un emergente Netflix, empresa que inicialmente enviaba por correo postal y evolucionaría al poco conocido en la época “streaming”.
Volviendo a nuestros días, el conflicto planteado por el Taxi del que parte con ventaja: amparado por leyes, servicios exclusivos con paradas, carriles… contra empresas que han sabido ofrecer servicios añadidos de valor para el cliente final: aplicación móvil, posibilidad de puntuar al conductor, tarifa pre-establecida…
Imaginemos, como usuarios de estos servicios, que podemos disponer de ambos en igualdad de precio ¿Cuál escogería?
Si los taxistas quisieran acabar con las empresas que gestionan las licencias VTC, no tendrían más que igualar los servicios que les diferencian y son tan bien valorados por sus clientes.
Ahora bien, dentro de un futuro no muy lejano, ¿qué sucederá con la irrupción del coche autónomo?
En todos estos casos, como tantos otros, ha tenido lugar una evolución, una revolución industrial, un salto tecnológico… podemos llamarlo de diferentes formas y lo haremos de nuevo dentro de un tiempo.
A día de hoy podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que los telares automatizados no supusieron el fin de la industrial textil, ni la desaparición del trillo la del agrícola, ni la utilización de motor de gasolina la del transporte… la adaptación al cambio es importante, reconocerlo en nuestros días más difícil que mirando el pasado.
Las empresas que invierten en tecnología están un paso por delante de sus competidores, los pioneros pueden pecar de aventureros, para bien o para mal, pero no quedarán atrás a golpe de obsolescencia.
Foto: Spaarnestad Photo, via Nationaal Archief.